ETICA AMBIENTAL
La ética ambiental es la rama de la filosofía que considera especialmente las relaciones entre los hombres y el medio ambiente en el cual se desenvuelven, y que se preocupa y ocupa especialmente de regular que las acciones de los seres humanos no atenten contra el desarrollo y la evolución de los ambientes naturales.
Rama de la filosofía que se ocupa de la regulación del comportamiento humano frente al medio natural
A mediados del siglo pasado, comenzó a denunciarse públicamente los daños que en el medio ambiente perpetraban tanto las industrias como los hombres con escasa conciencia respecto del respeto por el medio ambiente.
En tanto, esta creciente situación disparó la necesidad de la creación de un espacio específico que vele por el cuidado de nuestra naturaleza y que en caso contrario castigue a quienes no obran en este sentido.
Una escala de valores que invite a la responsabilidad y el cuidado del ambiente
Es decir, la ética ambiental propone una normativa moral que exige responsabilidad por parte de las empresas y de los hombres en cuanto al cuidado de nuestro entorno natural.
La propuesta fundamental de esta rama de la ética es procurar el bienestar entre la sociedad y la naturaleza para que los seres humanos podamos desarrollarnos en un ambiente natural cuidado.
En este sentido la ética ambiental profundiza y aborda temas como ser: las obligaciones que los individuos tienen con el medio ambiente y en orden a ello cómo deben ordenar sus acciones para no afectarla; también, la ética ambiental propone que el ser humano debe ser responsable de todo el planeta que habita por lo cual deberá actuar en función de cuidarlo a futuro para que sus acciones no afecten su presente inmediato pero tampoco a su prójimo.
En tanto, tal cuestión únicamente será plausible de lograr con el compromiso efectivo de los hombres.
Afortunadamente, en la actualidad y tras décadas de denuncia y de insistencia en la instalación de la problemática en los medios de comunicación masiva, el tema de la crisis medioambiental se ha convertido en un tema mundial y entonces, estados, individuos y organizaciones de defensa del ambiente, vienen proponiendo diversas soluciones y alternativas, aunque claro, la tarea de educación no es sencilla y como decíamos requiere de un compromiso concreto.
Preservar y valorar la naturaleza para que la disfruten las generaciones futuras
La ecología y la educación ambiental se valen de esta rama de la ética para ejercer su misión de concientización y de sensibilización a la sociedad; instan a desarrollar un comportamiento que genere una nueva manera de relacionamiento con el medio ambiente, en la cual exista un absoluto respeto y cuidado del mismo.
La función fundamental de la ética ambiental es desarrollar aquellos valores que contribuyan a construir una conciencia ambiental tendiente a preservar el entorno natural, valorarlo para que pueda ser disfrutado por las generaciones venideras.
De no mediar esta responsabilidad y concientización, es decir, cuando el ser humano despliega un accionar absolutamente antisocial y de no respeto para con el medio ambiente se terminarán generando y disparando un sinfín de problemas ambientales: contaminación, calentamiento del planeta, entre otros, problemáticas por cierto que padecemos hoy todos los que habitamos en la tierra, y que por supuesto han tenido su origen en ese accionar irresponsable y poco cuidadoso con el ecosistema.
El ser humano es el único responsable
Los seres humanos somos los responsables de las problemáticas ambientales y están estrechísima vinculación con la ausencia de valores sociales, no se ve como algo relevante la necesidad de preservar y cuidar el medio ambiente en el que viven.
Lamentablemente, muchos no aprecian, y a otros no les importa directamente, que todo el daño que perpetran hoy, y el que se generó ayer, tendrá una negativa repercusión mañana, y también en el hoy, estamos ya siendo espectadores de las consecuencias de un manejo irresponsable del hombre con la naturaleza en muchos aspectos.
Ahora bien, la ética ambiental se propone cambiar el paradigma y conseguir así que el hombre reflexione sobre el daño causado, y que a sabiendas de ello, y de las consecuencias negativas, tome conciencia para actuar de modo cauteloso y amoroso con el medio.
La ética ambiental debe procurar el cumplimiento de normas y la difusión de valores que concienticen a las personas, como por ejemplo no tirar basura en la calle y en las aguas, y acerca del reciclado, entre otras acciones, que tienden, sin dudas, a generar un mundo más saludable y menos castigado.
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